
Los grandes clásicos impregnan el mundo cultural de hoy, al igual que nutrieron el de edades pretéritas. Constituyen todavía su nervadura.
Pero dificultades de idioma, diferencias de sentido y enfoque de la vida y hasta premura de tiempo, hace cada día más difícil que accedan directamente a ellos los niños y aun los jóvenes.
La Biblioteca juvenil Porrúa pretende ser un primer contacto entre ellos y los clásicos. Sólo el primero, porque su más cara aspiración es que mantengan un continuo trato con ese mundo maravilloso de sus grandes obras.
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